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Cronologia del Antiguo Peru (Parte XX) Período Intermedio Temprano – Nazca

Publicado: 2012-08-20

Al tiempo que en la costa norte se desarrollaba la cultura Mochica, en la costa sur se presenta el creativo mundo de los nazcas, sociedad organizada económicamente sobre la base de la agricultura, cultivándose frutales, leguminosas, algodón, etc., que se retratan en sus vasos pictóricos o escultóricos vivamente coloreados, a lo que se debe agregar una muy importante actividad pesquera. Es decir que la alimentación a base de productos agrarios, se balanceaba con los abundantes recursos marinos de la zona, lo que también puede observarse en las ilustradas vasijas de la época. La cultura Nazca es conocida sobre todo por su brillante y policromada cerámica, pues es poco lo estudiado en torno a su arquitectura por ejemplo, que casi no se conoce más allá de Cahuachi, Pueblo Viejo, Paredones, Huayurí y otros pocos centros urbanos menores más, parcialmente excavados en tiempos recientes, por el equipo dirigido por G. Oreffici sobre todo.

Golte, al tratar de la iconografía Nazca, dice con claridad, que debemos tener especial cuidado al examinar el arte precolombino, pues: “… Los objetos e imágenes creadas por los artesanos y artistas andinos no han sido fabricados para nosotros… tenían como función la transmisión de ideas cosmológicas y de comprensión del mundo, con cuyos elementos y reglas generales tanto los productores como los receptores estaban familiarizados por pertenecer a una tradición cultural común…”. Es decir que: “… Si queremos acercarnos a la comprensión de las imágenes tenemos que distanciarnos de una interpretación ingenua a partir de nuestras propias categorías… Los elementos iconográficos pueden parecernos fáciles de comprender, y sin embargo, nos estaremos enfrentando, muy probablemente, con alegorías de un mundo desaparecido hace 1,500 años, con condiciones y realidades distintas por completo de lo que hoy conocemos, pues desconocemos… la jerarquía de los elementos significantes, el peso relativo de aspectos particulares, especialmente en la limitación y contrastación de interrelaciones simbólicas diversas e incluso contradictorias… No sabemos, por ejemplo, cuando observamos un ser compuesto de una cantidad de elementos, cuáles de tales elementos son casuales y sin mayor importancia, y cuáles realmente son constitutivos para un tipo de ser y cuáles finalmente caracterizan un ser individualizado y lo contrastan con otro similar…”

Las imágenes nazcas derivan en mucho de la anterior tradición Paracas, y parte de ellas contienen antiguos elementos chavinoides incluso, especialmente aquellas que deben reflejar, evidentemente, el proceso de cambio de las anteriores sociedades igualitarias de cazadores, pescadores y agricultores tempranos u horticultores, a sociedades complejas y jerarquizadas, con una división de trabajo cada vez más avanzada. Cossío del Pomar, al analizar el arte de los antiguos nazcas, explica que: “… Para escapar a la monotonía cromática emplean pequeños espacios coloreados, en armonía de tonos, evitando siempre las grandes superficies de un mismo color. Rellenan las áreas que resultan demasiado grandes con ornamentos geométricos o naturalistas círculos, ajedrezado, líneas cruzadas, ojos, manos, cabezas, o un amplio repertorio zoológico transformado, a su vez, en representación decorativa… La estilización realiza juegos increíbles de plasticidad y de interpretación alrededor de los cántaros o de los dibujos de las telas. Como serpentinas, las aves se pierden en volutas, círculos y ganchos; los felinos adoptan formas caprichosas; los gusanos y reptiles, sin perder su base realista, se transforman en ornamentos, y los zorros y los peces se convierten en seres extraños, gracias a la fantasía, que logra así esquemas originales…”

Más adelante, al referirse a los diseños de las cabezas trofeo, abundantes en el arte nasquense, el ilustre pintor peruano dirá: “… En las cabezas-trofeo el artista nazquense revela toda su gracia, flexibilidad, ingenio y dominio visual. Forma con ellas frisos enmarcando escenas guerreras donde se pueden apreciar figuras de hombres de diversas tribus y diversos rangos sociales. El color de las cabezas morenas, rojas o verdes, entre franjas amarillas y líneas de negro profundo sobre blanco crema, contribuye a un efecto decorativo de admirable tetracromía… En las escenas de bailes, muy movidas, los dioses y los hombres llevan en la mano y en la cintura las cabezas con los cabellos sueltos que ayudan a expresar el movimiento de graciosas danzas. Para trazar la cabeza, el artista se vale apenas de un óvalo y tres líneas en su interior, con esto da la impresión de los ojos cerrados y la emoción de la boca angustiada; de frente o de perfil la hacen motivo central, foco poético o decorativo. Por el color la realzan poniéndole un tono anaranjado al lado de un azul de Prusia, o un tono amarillo al lado de un violeta… Las marcas negras de las cejas, las líneas de los ojos, los círculos de los pendientes, los lagrimones estilizados de color pardo o negro le ayudan a obtener una armonía geométrica y un ritmo ornamental muy personal. Con los cabellos dan la impresión de estatismo o dinamismo; a su antojo realizan las más inesperadas figuras ejecutando volutas en las mejillas, juegos de ondas, alas verdosas sobre fondo rojo o círculos de geometría pura, sin que por eso dejen de ser cabellos y sin dejar de ser un estilo estrictamente nazquense…”

Se ha considerado que la escasez de aguas y la intensa insolación que sufren la mayoría de los valles de esta área del país, no habrían permitido mayores desarrollos demográficos. Sin embargo, es evidente que el pueblo Nazca se sustentaba sobre todo de los productos agrícolas, que se cultivaban principalmente a lo largo de los valles fluviales, bajo un espíritu profundamente religioso, que parece reflejarse en la cerámica y la textilería, nutridas de figuras de dioses o demonios, entre los que sobresalen algunos seres monstruosos o quiméricos, con rasgos felínicos, que seguramente estaban relacionados con rituales en torno a la fertilidad de plantas y animales. El panteón religioso Nazca se muestra bastante rico en personajes sobrehumanos, casi siempre acompañados de cabezas trofeo, felinos salvajes, aves rapaces, peces de varias especies y formas, escolopendras, moscas  y otros insectos, ajíes y frutos multiformes, así como abundantes figuras antropozoomorfas o antropofitomorfas, que debieron estar dotadas de una fuerza mágica especial. La cerámica que conocemos de este pueblo, procede sobre todo de ajuares funerarios, cuya finura y expresividad notoria quizá responda fundamentalmente a su carácter de ofrenda sepulcral y sacramentada, ejemplares de una brillantez notable, y, consecuentemente, se ha dejado de lado el estudio de la cerámica utilitaria, de la que por cierto,  sabemos muy poco. La alfarería de los nazcas está caracterizada en general, por una vivaz policromía, con superficies externas fuertemente pulidas y aún abrillantadas, con una óptima cochura y de paredes sumamente sutiles, de sonido timpánico al golpe, logradas con una arcilla seleccionada. No tenemos noticias de guerras entre estas gentes, sin embargo, las representaciones de guerreros, armas y abundantes cabezas trofeo, hacen pensar en un pueblo relativamente belicoso, especialmente con comunidades extrañas a su ideología y que vivían más allá de los límites de sus territorios.

Menzel, Rowe y Dawson han planteado un desarrollo estilístico de la cerámica Nazca en 9 fases. La fase 1 presenta engobe fino y decoración polícroma, con formas y diseños que recuerdan a Paracas. En la fase 2 aparecen vasijas esferoides que muestran dos pequeños picos paralelos que están unidos con un asa puente plana y formas escultóricas, sobre todo de cabezas humanas, y en los diseños surge también la figura de un felino con el cuerpo visto de perfil y la cara de frente. En la fase 3, las vasijas son más altas, con diseños más finamente ejecutados y aparecen cántaros antropomorfos por lo general, dobles. Para la fase 4, la cerámica presenta paredes sumamente delgadas y ocurren figuras de enrejados con variados diseños en su interior. En Nazca 5 proliferan rayos y volutas en la decoración pintada, así como diversos tipos de caras humanas. En Nazca 6, la abundancia de los diseños secundarios pintados es mayor, pues se trata entonces y aparentemente, de intentar cubrir todo el espacio externo de la vasija, sobre todo con la adición de pequeñas líneas, que nada significan. Con Nazca 7 aparecen vasijas aplastadas, lenticulares, al mismo tiempo que la proliferación de rasgos secundarios en la pintura continúa, hay además botellas de un solo pico y asa lateral plana y cintada, ocurriendo además escenas pintadas de guerreros en acción, probablemente resultado de la presencia de gentes provenientes de Ayacucho. Con Nazca 8 encontramos una reducción de la policromía, empleándose una pintura resinosa  negra, de origen orgánico, mientras que los diseños de la decoración parecen suspendidos dentro de paneles. Al finalizar la secuencia, con Nazca 9, el fondo rojo de las vasijas, cubre la mayor parte de la superficie del recipiente, y aparece además una banda de cheurones de pintura polícroma, que debe estar relacionada, con seguridad, con el Horizonte Medio.

Obra impresionante de los antiguos nazcas es la que corresponde a los geoglifos, trazados con líneas o marcas que aparecen en la Pampa Colorada y otras llanuras de los valles de Palpa, Ingenio y Nazca  -se tiene además informes que señalan la presencia de estos geoglifos desde el norte de Chile hasta Lambayeque cuando menos-, conjunto de diseños de gran tamaño, con caracteres geométricos y figurativos (peces, aves, redes, líneas, etc.), trazados en el desierto y en algunas de las faldas de los cerros ubicados en los bordes de los valles del área que ocuparan estos antiguos artistas,  que han venido siendo considerados como un gigantesco sistema astronómico-calendárico. El significado real de estos geoglifos sin embargo, se debate aún. Las líneas más conocidas fueron trazadas en la Pampa Colorada, mediante surcos que separaron el terreno superficial conformado por pedruscos de color marrón rojizo, dejando al descubierto el estrato subyacente arenoso, de color amarillento, con una profundidad que no supera los 0.30 m. En muchos casos aparecen muretes, constituidos por las piedras separadas de la superficie, pircas que alcanzan de 0.30 m a 1.00 m de alto y que enmarcan a algunos de los diseños. Aparecen también, en varios puntos de la pampa, plataformas o plazas rectangulares, que a veces se sobreponen a los geoglifos figurados, por lo que se concluye que deben ser de tiempos posteriores al trazado original de éstos.  Las figuras que se observan en  la planicie, son principalmente zoomorfas: aves, peces, mono, insectos, seres humanos, algunas herramientas y diseños geométricos, con dimensiones que van de los 15 m a los 300 m. María Reiche sostenía que se trataba de un gigantesco calendario, pero el astrónomo Hawkins considera que ello no se ajusta a la verdad, mientras que Reinhard estima que se tenía aquí símbolos relacionados con ciertos ritos de fertilidad, y otros autores plantean que estos diseños no se hacían para los seres humanos sino para los dioses o para los chamanes durante el vuelo mágico, pues es relativamente difícil observarlos desde el nivel del suelo de la llanura. Es posible que estos geoglifos según nuestro punto de vista, sean representaciones de las constelaciones celestes, agrupaciones de estrellas vistas según la cosmovisión local, mientras que las líneas rectas serían consecuencia más bien de observaciones del movimiento de los principales astros en su orto y ocaso sobre el horizonte, en relación con las estaciones y con el sistema pluvial del que dependían las comunidades agrarias de aquellos tiempos.

Las formas predominantes en la cerámica de la época, corresponden a vasijas esferoides, dotadas de dos pequeños picos cilíndricos y verticales, paralelos, unidos por un asa puente plana o ligeramente curvada, cintada; tazas campanulares; cuencos y platos; vasos altos, etc. Se estima que son unas 25 formas alfareras las mayormente usadas por los nazcas. Muchos cántaros presentan tapas, mientras que las ollas suelen llevar asas planas y arqueadas y traer un pico lateral en forma de tetera. El gálibo de las vasijas es predominantemente curvo, de contornos suaves, mientras que la base es convexa. Las formas plásticas no son abundantes, predominando más bien la decoración pintada y polícroma. Las figuras en bulto evidentemente, no son muy elaboradas, y sus detalles se resaltan de común con pintura colorida. La decoración de esta alfarería es preferentemente pintada a pincel; en las vasijas de paredes altas, se ornamenta la cara externa, mientras que en los platos es la cara interna la decorada, y en las formas cerradas se decoran el tercio superior de las vasijas, con una abundante gama de colores, en la que se cuenta hasta 11 gradaciones, aunque en un ejemplar se encuentran a lo sumo 8 variantes, o seis fundamentales: blanco, negro, amarillo ocre, rojo (entre puzol y lacre), carmín tostado, violáceo y gris de diferentes tonalidades. Entre los principales motivos iconográficos empleados por los nazcas, destacan sus representaciones naturalistas: cóndores, colibrís, vencejos, peces, orcas, arañas, cien-pies, loros, pericotes, camarones, pelícanos, variadas plantas y algunos frutos. El personaje central de la ideología Nazca parece ser un ente antropomorfo que adquiere caracteres felínicos, ornitormofos o pisciformes alternadamente. Cuando aparece como personaje felínico suele portar frutos y estar acompañado de aves. Muestra frecuentemente el mostacho de los felinos, pero no lleva los colmillos sobresalientes que aparentemente los caracteriza en otras artes de la época, puede sostener en una mano un vaso y en la otra, una cabeza-trofeo, a la que sujeta de los cabellos.


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Tacaynamo

Arqueologia, Antropologia y Cultura. By Francisco Iriarte Brenner (@firiarteb)