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Cronologia del Antiguo Peru (Parte XXII) Período Intermedio Temprano – Maranga (Proto Lima, Ichma)

Publicado: 2012-08-31

Mientras se desarrollaban las formas Moche en el norte, y Nazca en el sur, en la costa central del país, surge el estilo que Uhle denominara Proto Lima, a partir de Baños de Boza (Blanco sobre Rojo), con predominio de una forma alfarera  mamiforme, con achatamiento lateral y el lado opuesto prominente, de boca amplia y labios huyentes. En esta zona y para la época, aparecen grandes construcciones piramidales, como Mateo Salado, Huaca Aramburú, Huaca Trujillo, Maranga, Catalina Huanca, etc., y poblaciones de cierta magnitud como Cajamarquilla, Waticamarca o Watca, en las que se empleó principalmente, como material básico de construcción, pequeños adobes hechos a mano, así como el tapial. La cerámica de la costa central del país de la época, es esplendorosa, con vasijas escultóricas muy bien logradas, las que, al mismo tiempo, muestran una notable policromía y un magnífico acabado, con buen pulimento; sin lugar a dudas, la alfarería Maranga es consecuencia de las influencias procedentes tanto de la costa norte como de la costa del sur, que se combinan armoniosamente en esta parte del país, para lograr estos notables resultados. Las formas que presenta al comienzo, en el valle de los tres ríos (Lurín, Rímac, Chillón), son vasijas algo toscas, casi sin pulir, en arcilla de color rojo, anaranjado o rosado, con decoración pintada geométrica en tres o cuatro colores que ocupan el tercio superior del recipiente; hay también una garrafa algo achatada, con asa plana unida al borde del labio, gollete ancho, colocado lateralmente; ollas de boca ancha y labios altos; los ejemplares finos, labrados en arcilla color naranja, presentan en cambio, superficie lustrosa, muy bien pulida, usándose cuatro o cinco colores en su decoración, incluyendo un gris; aparecen también cántaros esferoides con gollete axial ancho y cilíndrico, o cónico y estrecho, con asa tubular, así como un cántaro esferoide de dos picos, paralelos o divergentes, y recipientes de forma variada. La cerámica escultórica es de factura bastante fina, de superficies bien pulidas y figuras naturalísticas, con alto grado de observación de los detalles de los personajes representados.

Un tipo de decoración pintada en los especímenes finos de la época, en este estilo,  corresponde a la utilización de formas logradas originalmente en los tejidos, predominando la representación de peces o serpientes engranados o entrelazados que parecen corresponder a las fases finales de este estilo, cuando comienzan a aparecer e influenciar, los primeros elementos del Horizonte Medio en el área central del país. El estilo Playa Grande se ubica entre Baños de Boza y Maranga, caracterizando a esta forma una figura zoomorfa geometrizada en colores negro, blanco y rojo, probablemente a partir de una cabeza de pez, de serpientes o aves estilizadas. Se le denomina también con el término inglésInterlocking, por el entrelazamiento de los motivos, que se supone quizá sea copia de las figuras conseguidas originalmente sobre tejidos. En el Cerro Culebras, en la desembocadura del Chillón, al norte de Lima, se encuentra un mural templario con los mismos motivos coloreados en amarillo, negro, blanco, marrón, púrpura, naranja y rojo. Característica que se repite en algunos edificios del valle del Chancay y en las paredes del templo ubicado en las faldas del Cerro San Pedro de Ancón. El nombre de Maranga corresponde a un extenso conjunto urbano, con numerosas pirámides logradas a base de plataformas levantadas con pequeños adobes paralelepípedos hechos a mano, como puede observarse en la Huaca Aramburú, al lado de la Ciudad Universitaria de San Marcos. El llamado estilo Nievería es una modificación aparentemente local, en las cercanías de Cajamarquilla, de materiales procedentes de la Huaca Trujillo en la cuenca del Rímac, a la salida de la Quebrada de Jicamarca, y Stumer ha informado de hallazgos del mismo estilo que aparecen en Catalina Huanca, frente a Vitarte, a los lados de una gran pirámide, junto con cerámica de color negro, de gran finura y muy bien pulida, materiales que se conservan en el Museo de Puruchuco. Debe considerarse de esta época construcciones ubicadas  en Armatambo (en Chorrillos), el Templo Antiguo de Pachacámac, Mangomarca (en Lurigancho); Carabaillo, en el valle del Chillón; Huallamarca y Huaca Juliana, en San Isidro y Miraflores respectivamente, dentro de la actual ciudad de Lima. Otros sitios asignados a esta época son Cerro Trinidad (Valle del Chancay), Huaca Culebras y Playa Grande (Valle del Chillón), Cajamarquilla y Nievería (Huaca Trujillo). Además hay que tener en cuenta la presencia de entierros de la época en varios sitios de la gran necrópolis de Ancón y en algunos puntos cercanos a Puente Piedra (Zapallal), en un área hoy completamente cubierta de modernas construcciones.

Las pirámides escalonadas de este período se  consiguieron mediante el empleo de pequeños adobes, a modo de panes de mantequilla, que se sujetaron con un barro bastante ligoso y fino, o con el empleo de tapiales, que traen tierra mezclada con pequeñas piedras, como puede comprobarse en el conjunto del Parque de las Leyendas, en el grupo Mateo Salado, situado al lado de la Plaza de la Bandera, o en los edificios ubicados al oeste de la Ciudad Universitaria de San Marcos. Se ha señalado la presencia de sectores decorados en estos edificios, mediante relieves y pinturas, que lamentablemente se han perdido con el tiempo, que se conocen por pocas fotografías que lograron algunos de sus visitantes en la primera mitad del siglo pasado. Al concluir el período, con la presencia de una clara influencia ayacuchana en los diseños, la cerámica se llena de una decoración pintada abigarrada que prácticamente no deja espacio en la superficie que quede sin decorar: cabezas de serpiente o de peces entrelazadas, bastones o plumas, puntos, líneas curvas o rectas que se enlazan con figuras centrales que quedan así, desdibujadas u obliteradas ante esta proliferación de diseños subsidiarios, que cubren la mayor parte de la vasija, ocultando, al menos parcialmente, las ideas centrales del artista. Las construcciones que encontramos en Cajamarquilla son en su mayoría, de tapial y se han levantado siguiendo un plan sectorial preliminar que ha permitido, por ejemplo, la construcción de un extenso laberinto con claras funciones ceremoniales, incluyendo en su interior sectores de entierros que incluso aparecen debajo de los muros de las edificaciones últimas, construcciones que traen alojamientos con lechos del mismo material y sectores  mostrando portadas estrechas y pequeñas que, en algunos casos, han tomado forma de herradura, por el desgaste derivado de su uso, aunque originalmente hayan sido logradas en forma de rectángulos estrechos y de poca alzada, lo que añade características de misterio al conjunto. Al parecer también se encuentran miradores en forma de pequeñas plataformas ubicadas sobre un ángulo de estructuras de mayores dimensiones, pero de paredes constituyentes más bajas.

Cajamarquilla -como lo comprobara la Misión Arqueológica Italiana, del Museo Luigi Piggorini, con la que colaboramos en varias oportunidades, labores que dirigiera Pellegrino Claudio Sestieri- muestra una gran  estructura cuadrangular rellenada exprofesamente, cuyo interior se ha constituido con entierros, material de ofrendas funerarias: telas, cerámica, lagenarias, etc., de estilo Maranga, con gran similitud a los hallazgos de Catalina Huanca, prácticamente al otro lado del Rímac, a la altura de Vitarte, a la que se ha bautizado como Huaca Tello, ubicada al Este del conjunto.


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Tacaynamo

Arqueologia, Antropologia y Cultura. By Francisco Iriarte Brenner (@firiarteb)