#ElPerúQueQueremos

Cronologia del Antiguo Peru (Parte XXIX) – Intermedio Tardio – Señorio Chimu

Publicado: 2012-10-04

En Manchán, Pacatnamú y otros centros Chimú, se encuentran grandes moles piramidales, de imponente masa, de adobe, con rellenos de piedras rústicas. En Chan Chan se observan con tales condiciones las Huacas “El Obispo”,“Toledo”, “Las Conchas”; en Farfán, hay cuando menos tres de estas grandes edificaciones, y en Pacatnamú se levanta una serie de ellas, emparentadas con las grandes huacas de Apurlec, Túcume, Batán Grande y otros puntos de Lambayeque, del mismo período. Se trata de centros ceremoniales, sacralizados, con grandes rampas que posibilitaban el acceso hasta la plataforma superior de la estructura. Se asocia el Señorío Chimú con tallas de madera antropomorfas, que muestran atuendos correspondientes al status social de los personajes así representados. Algunas de ellas, con incrustaciones de nácar y Spondyllus, sujetadas con brea, y en ocasiones se encuentran también adiciones de láminas metálicas figurativas, ictiomorfas u ornitomorfas, o también en forma de discos de máximo una pulgada de diámetro; pueden también estar decorados con pintura o con adhesión de pequeñas plumas coloridas. Hay además personajes semidesnudos o desvestidos, con el cuerpo decorado con pintura azul negruzca, mostrando figuras felínicas  de perfil o como huellas de patas de félidos, pintadas en la parte anterior del cuerpo. Las tallas de madera de las que comentamos, en su conjunto, representan tanto a los personajes de alto rango como a guerreros, cargadores de andas, portadores de lanzas o copas, jorobados, prisioneros, sacrificados, etc. En la Huaca de la Luna de Moche se han encontrado series completas de estas tallas, depositadas allí como ofrendas en ese ámbito sacralizado desde antiguo, en tamaño reducido, conformando especie de maquetas en miniatura, que nos presentan movidas ceremonias de orden social y religioso. Un fragmento de mármol rojizo con vetas amarillentas, material procedente probablemente del área de Otuzco, correspondiente a un hombro derecho de personaje humano, hallado en Tschudi, pertenece al mismo estilo artístico que las tallas de madera, lo que hace suponer que deberán hallarse otras esculturas similares más, que fueran destruidas por motivos de orden ideológico sobre todo, o por la presencia de grupos dominantes de distintas creencias, lo que determinó su destrucción intencional.

La plumería y la pintura sobre tela alcanzan alto grado de calidad en su ejecución, especialmente en las ofrendas funerarias de altos dignatarios. Casi no sabemos nada de la estructura religiosa, aunque se conoce, por la tradición oral, que tenían como deidad principal a la Luna. Se ha insistido en la presencia de Ai Apaec-On como poderosa deidad Chimú, sin embargo creemos que éste fue más bien personaje divino de la época Mochica que fue desplazado por otras formas y que probablemente no llegó a tener mayor presencia en época Chimú. La cerámica y la metalurgia por su parte, recibieron sin duda, especial atención. Las vasijas de terracota comunes, de color negro, se fabricaban en serie, con el uso de moldes, el cuerpo separado de los picos, que se horneaban aisladamente y luego se sujetaban al globo, igual que las bases apedestaladas y altas, de común caladas, con figuras geométricas; las bases, planas, se sujetaban al final con barbotina, en técnica que también se empleaba para sujetar los golletes, desde el interior de la vasija. En el ceremonial religioso se sabe que había sacrificios de infantes y de camélidos, así como de prisioneros, junto con ofrendas de caracolas y conchas coloreadas. En la Huaca del Arco Iris se ubicó un segmento de piso de barro pulido, que mostraba una escena mítica incisa, representando la lucha de un héroe sin rostro, armado de un cuchillo ceremonial de doble filo y con una cintura central (tumi), enfrentando a una gran serpiente, cuya cola remata en crótalos, representados aquí por un escarabajo; la sierpe se retuerce en una S alargada, ha devorado unos peces –visibles por transparencia- y trata de coger otros con la mano derecha. El personaje antropomorfo de esta escena –el héroe- lleva sobre la cabeza un tocado de estilo Wari, y de su cabeza surge un chorro de agua que cae en cascada hacia abajo y en el que nadan peces, mientras que de sus pabellones auriculares cuelgan pendientes pisciformes. Consideramos que puede tratarse de la transcripción al diseño de una forma mítica relacionada con la vida de los pescadores, llevando en sus manos un cuchillo en forma de clepsidra, al que sujeta por el estrechado centro del instrumento cortante.

Se emplearon varios tipos de tejidos, usándose preferentemente para ello, el algodón blanco y el bruno. Se recurrió para las decoraciones finas en los tejidos, especialmente a la lana de la vicuña y la de alpaca, siendo poco usada la de llama que, por lo general, se destinaba mayormente a la fabricación de sogas y tejidos burdos. El hilo normalmente está fuertemente atorzalado en S, los hilos gruesos y mal torcidos eran empleados para los tejidos burdos (awaska), en combinaciones de 1 x 1, 1 x 2, 2 x 2 y otras variables. Se usaban piezas a listas marrones y blancas, grandes paños de algodón bastos, que eran decorados muchas veces por teñido o mediante pintado de figuras complejas, a pincel o por medio de sellos, empleándose sobre todo el zumo de la pepa de palta para lograr un color marrón verdoso. Se usó también bastante el recamado de pequeñas plumas multicolores, y se empleó la fina lana de vicuña y la de alpaca para piezas bordadas, en reps o tapicería, especialmente en largas fajas de algodón que rematan en flecos de lana con ornamentación multicolor. Hay prendas en miniatura, no usables en el vestido común, seguramente ofrendas a las divinidades, como las que se encontraran  en Tacaynamo y en la Huaca Arco Iris. Algunas de ellas están teñidas o pintadas a pincel: ponchitos, fajitas, huaras diminutas, etc. Pareciera haberse desarrollado en la costa de esos tiempos, una especie de llamas de cuello corto, que Horkheimer destaca y que aparentemente aparece retratada también en la cerámica Moche, en vasijas Recuay  y en la alfarería Wari-Tiwanaku, así como en alfares de Chancay, y que se halla presente sobre todo en las formas y diseños que muestran rituales de sacrificio o cargando paquetes de variada entidad. Hay gran cantidad de valvas de Spondyllus pictorum, Conus sp. y Strombus gigas, llegadas de lejanos mares, que solían recortarse para confeccionar adornos del vestuario o también para molerse, para dispersarse el polvo coloreado de rojo, resultante de esa molienda, en los suelos, en ceremonias especiales, muchas de ellas relacionadas aparentemente con rituales mortuorios.

Los objetos de metal: plata, bronce, tumbaga, cobre, oro, se preparaban a base de moldeado, empleándose además el martillado y el repujado para los decoraciones. Pequeñas placas de metal, de oro y cobre, en forma de peces, delgadas, eran parte del ornamento del vestuario ceremonial. Láminas ovaladas de una pulgada de largo, de oro, normalmente eran colocadas como colgantes en prendas de calidad, que presentaban entonces suaves sonoridades por el entrechoque de estos aditamentos al moverse o caminar su portador. Hay ejemplares laminados de plata que copian formas de la cerámica,  vasos de plata o de plata y oro, decorados por repujado con complicadas figuras en relieve. Hay también miniaturas metálicas, laminadas, que remedan en tamaños reducidos, los comunes vasos de alfarería de doble pico y base apedestalada, que también son característicos de esta época. Era, sin duda, una sociedad dividida en clases: señores, guerreros, sacerdotes, campesinos, artesanos. No aparecen visibles huellas de esclavitud y la posición de la mujer –a diferencia de lo que encontramos con los mochicas y los posteriores tallanes- era más bien baja, pues no se conoce que ocuparan mayores cargos de jerarquía. Pero las concepciones sobre la fertilidad, en un pueblo agrario, la colocaron en posición especial, y así, algunas de las tallas de madera corresponden a mujeres representadas en iguales condiciones que los varones, con decoración plumaria en el vestuario, al igual de los personajes masculinos y, según algunas crónicas, ocupaban en ciertos casos, los más elevados cargos sociales como ocurría por ejemplo, entre los tallanes, en Piura.

El estilo Chimú Temprano se desarrolló del 700 al 1,100 d.C., siguiendo el Chimú Medio, con alguna presencia de elementos Wari-Tiwanaku, entre el 1100 y el 1470, dejándose paso al Chimú Tardío, que cede el espacio, finalmente, al Chimú-Inca, entre el 1470 y el 1532. Los alfareros chimús usaron preferentemente el moldeado tanto para la cerámica utilitaria como para la ceremonial. La decoración se consiguió con el alto relieve y representaciones escultóricas colocadas en la parte superior de la vasija o a los lados de la pieza, o también en formas en bulto de animales, plantas y seres antropomorfos. La cerámica de la época se caracteriza por su brillo negro metálico predominante, conseguido por ahumado y bruñido. Entre las formas más corrientemente empleadas, resaltan las siguientes: cántaros esferoides de base ligeramente aplanada, con asa estribo tubular; cántaros esferoides con base pedestal y dos largos picos cónicos divergentes unidos por asa puente cintada, que son más comunes en el área lambayecana; recipientes figurados de pico cónico, con asa puente preferentemente o con asa estribo; cántaros esferoides, aplanados o semifigurados, o cilindros de bordes expandidos; recipientes dobles, geométricos, con representación escultórica y pico cónico con asa puente; mixtos (recipiente geométrico con otro escultórico figurativo); platos, ollas, vasos. La cerámica alcanza un 85% de su producción en color negro o negro metálico, casi plateado y la mayor parte de ella está lograda por el uso de moldes. El pulimento se conseguía mediante pequeños pulidores de piedra, casi siempre de forma ovoide, o fragmentos de cáscaras de calabaza, de ello deriva un patrón de pulido que es visible en el período Chimú-Inca. Para la decoración se emplearon sellos y paletas abundantemente. Se quemaban los alfares en atmósfera reductora, que restringe la circulación del oxígeno y da a las vasijas, en consecuencia, un color gris oscuro. La cerámica Chimú Temprano muestra alfares  oxidados, algunos decorados mediante slip en rojo, negro y blanco, con influencias del estilo cursivo de Cajamarca. Aparecen para entonces vasos oscuros, por reducción de oxígeno en el horno. Se trata de formas esferoides u ovoides, con picos unidos por asa arqueada y al final de la etapa inicial de este estilo, aparecen diseños decorativos  que denotan la influencia Wari, introduciéndose los cántaros silbadores y se usa abundantemente de figurinas decorativas que cubren la unión del gollete con el cuerpo del alfar. Para el Chimú Medio se incrementan las vasijas oscuras por reducción, hechas a molde, se reintroducen las asas estibo y aparecen comúnmente, en la unión del gollete con el asa, pequeñas figuras de monos o triángulos escalonados, como adorno en bulto. Se emplea bastante el estampado en la decoración, la que cubre espacios rectangulares en paneles delimitados exprofesamente.

Para el Chimú Tardío se muestran también ollas ovoides, con figuras modeladas adheridas al cuello del gollete. Los picos de los golletes traen en su base o en el remate, adornos en forma de monos, perros y otras formas más. En el momento Chimú-Inca aparecen jarras y formas aribaloides, mientras que los golletes suelen terminar en bocas acampanados de labios huyentes. Hay uso del asa-estribo tubular y elementos decorativos por molde, en forma de espirales, mientras que aparecen casi siempre los pequeños monitos en la unión del gollete y el asa, habiendo una cierta abundancia de vasijas dobles, unidas por un tubo y con asa puente que une una figura escultórica con el gollete del alfar. La alfarería escultórica en bulto, presenta cabezas antropomorfas o zoomorfas.  En relieve aparecen escenas y figuras humanas aisladas, con tocado en arco o en medialuna, visto de frente, con los brazos abiertos; también encontramos figuras zoomorfas tales como felinos con cola larga y dentada, peces, etc., representación de plantas, que pueden estar en manos de algunos personajes, objetos como tembetás, orejeras, etc., o diseños geométricos como volutas, grecas y escalonados, líneas dentadas, garfios -que pueden rematar en cabezas de ave-, cruces de Malta, círculos, etc. El fondo característico de estos relieves puede ser un espacio punteado en suave relieve, que da como resultado la denominada “piel de ganso”. Algunos incisos geométricos, impresos, especialmente en ollas domésticas, modeladas, traen decoración sigillata, por impresión de tejidos o sellos.

Chan Chan, la capital del Señorío, alcanza hoy a unos 15 km2 de área, pero tuvo en este período una extensión mucho mayor a los 20 km2, colocada sobre una terraza que se inclina hacia el oeste, a unos 15 m sobre el nivel del mar y que concluye en gigantescas excavaciones que alcanzan la napa freática, en los denominados huachaques, destinados a los cultivos hortícolas, necesarios para el mantenimiento de la población de la ciudad. El sitio comenzó a ocuparse tempranamente, pero es a partir del Horizonte Medio que toma importancia y finalmente se convierte en la importante sede central del régimen Chimú. El conjunto urbano muestra divisiones conformando barrios que varían en detalles, por lo común de planta rectangular alargada, salvo el caso excepcional de Tschudi, que presenta una planta en L, como ya lo señalamos antes. Hay también barrios populares, de entornos informes, en las áreas marginales del núcleo urbano o en el espacio entre los diversos conjuntos. Se encuentran además algunos conjuntos relativamente pequeños, fuera de los límites de la ciudad, pero en conexión con ella, como las Huacas del Arco Iris, Las Conchas,  La Esmeralda y Chore o Tacaynamo. Hacia la playa –como ya lo señaláramos- se encuentran profundas excavaciones, con fines agrarios, a los que se denomina “huachaques”. La Huaca “La Esmeralda”, situada detrás de la iglesia virreinal de Mansiche, en Trujillo, se levanta en una plaza rectangular. Muestra claramente dos etapas constructivas, habiendo sido muy afectada  por la acción de los huaqueros y por la utilización de parte de los materiales de construcción de la antigua estructura por una ladrillera. A la etapa más antigua corresponde un edificio aterrazado, con una rampa hacia el este, que presenta decoración en relieve mostrando escaques y anzumos (hurones o nutrias); el espacio está delimitado por altas murallas, presentando la ubicada orientada al norte, hacia el exterior, se encuentra una decoración en forma de pequeños escaques en relieve. El edificio fue limpiado y restaurado parcialmente por Constante Traverso en los años 60. Se trata de una pirámide trunca conformada por dos plataformas superpuestas, a cuya parte superior se llega por medio de rampas. Tales plataformas están constituidas por escalones decorados con relieves en su cara visible. La parte más antigua, al centro de la estructura, presenta decoración geométrica y zoomorfa, la que aparece incluso en los lados de la rampa central. Fue cubierta por una segunda construcción que trae también decoración en relieve, sobre todo ornitomorfa y romboidal, con el añadido de algunas habitaciones a los lados.


Escrito por


Publicado en

Tacaynamo

Arqueologia, Antropologia y Cultura. By Francisco Iriarte Brenner (@firiarteb)