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Cronologia del Antiguo Peru (Parte XXXII) – Intermedio Tardio – Cajamarca-Huamachuco (Cuismancu)

Publicado: 2012-10-17

Cuismancu era un Señorío cuyo culto religioso se centraba en la diosa Catequilla, con un  templo principal que pareciera haber estado ubicado en Marca Huamachuco (La Libertad). Destacan de este tiempo y estilo, los cuencos de cerámica con soporte trípode, apedestalado o de base anillada, sobre un fondo crema-blancuzco, con decoración pintada en color marrón oscuro o negro, en trazos curvilíneos efectuados al pincel. La cerámica Cajamarca se distingue por el uso del caolín o caolinita como pasta, que sólo fue usado en los Andes Centrales, además de Cajamarca, por los recuay. La pasta sometida a cocción obtiene color crema, que sirve de fondo al decorado en negro, rojo, marrón o naranja. La decoración corresponde a líneas finas pintadas en forma de volutas, espirales o trazos curvos, abigarrados incluso, en la variante denominada floreal. Se usaban ollas de paredes delgadas, tazas, cucharas decoradas interiormente y  ocasionalmente en la cara externa y en el mango, vasijas de variado tipo, con soporte trípode, a veces hueco y aún con resonador en el interior

La cerámica aparece en Cajamarca en torno al 1,400 a.C.; sus primeras manifestaciones corresponden a una alfarería bien elaborada, de pasta gruesa con arena como temperante, modelada mediante el enrollado y a veces con decoración incisa profunda o con aplicaciones. Posteriormente se empleará el caolín para la pasta, lo que permitirá entonces vasijas de paredes bastante delgadas, que igualmente traen decoración pintada en marrón negruzco a pincel. Se ha estimado la evolución de los alfares cajamarquinos en 9 fases que llegan hasta el 1532 d.C. Larco identifica a la cultura Cajamarca a partir de su cerámica, en tanto que los Reichlen presentan una secuencia de este estilo, desde el primer milenio a.C. hasta la llegada de los españoles. Las investigaciones de Matsumoto, Terada y Julián han posibilitado afinar la secuencia en cinco etapas de esta forma alfarera de la sierra norte. Al Período Intermedio Temprano corresponderían Cajamarca I, II y III. La cerámica de este tiempo y estilo, en general, se caracteriza por el uso de la caolinita, que proporciona un color blanco a su pasta, de paredes delgadas, con decoración a base de pinceladas de colores negro y naranja sobre el fondo blanco de los recipientes. Es típico del estilo el uso de bases trípodes para platos y vasijas cerradas, y grandes cucharas, de mango alargado, decoradas con figuras curvilíneas,  que parecen derivar su forma de la que caracteriza exteriormente al molusco denominado choro (Smithylus chorus). Hay también abundancia de platos apedestalados, con el interior decorado a pincel de trazos curvilíneos.

Cajamarca I y II, se desarrollan del 200 a.C. al 500 d.C. Cajamarca Clásico y Cajamarca Floreal se fechan entre el 500 y el 850 d.C. Una de las características de este estilo pictórico, es su  continuidad en el tiempo, pese a la presencia de influencias externas en algunos momentos, que no llegan a romper su unidad estilística. La más antigua forma es denominada Torrecitas-Chavín o Huacaloma Temprano, que llega al 800 a.C. con vasijas de pasta marrón y aspecto tosco, trayendo ollas esféricas sin cuello, cuencos compuestos de base esferoide convexa y la parte superior cóncava. Decorada a base de triángulos logrados con incisiones punzo cortantes, con evidentes vínculos de formas ecuatorianas. Para la época de Huacaloma Tardío aparecen vasijas de cuerpo esferoide, sin cuello y con el labio engrosado, platos de base convexa y lados expandidos, así como ollas de cuello cilíndrico alto, con aplicaciones decorativas plásticas. La cerámica Torrecitas por su parte  muestra copas altas, platos y cuencos de lados rectos o poco expandidos, con base plana o convexa y bordes gruesos de labios redondeados. La decoración es incisa o con pintura postcocción, con uso de colores amarillo, rojo, verde, gris, naranja y blanco. Las incisiones son profundas, con rebaba. Puede compararse con Paracas Cavernas o con Ocucaje, destacando en las figuras logradas en la decoración, el felino estilizado de origen Chavín.

Con la presencia de Layzón, en el siglo IV a.C., ocurre un estilo pintado en rojo sobre blanco, de pasta marrón blancuzca o crema, con arena como desgrasante. Aparecen entonces jarras sin cuello o con cuello muy corto, cuencos hemiesféricos y escudillas de paredes verticales y bases redondeadas. La decoración es pintada en rojo naranja, rojo marrón o rojo oscuro en franjas de ancho variable, en bloques de líneas cortas, horizontales o verticales, distribuidas alternadamente o separadas por dos líneas verticales paralelas y centrales. Layzón se vincula con los estilos Blanco sobre Rojo del Período Intermedio Temprano, con Cerro Arena, Puerto Morín y Salinar especialmente. Para el 100 a. C., comienza a usarse el caolín en la manufactura de vasijas y aparece constantemente el empleo de decoración pintada en uno o dos colores, en trazo de pincel fino y cursivo. El estilo Cajamarca I aparece al comienzo de nuestra era, con una alfarería de pasta blanca, de caolinita, en forma de platos de lados convexos, con base plana, cuencos profundos, ollas y cántaros, En la decoración hay un tipo inciso, pero predominando la ornamentación pintada a pincel en colores rojo, negro y marrón. Con Cajamarca II aparecen copas en colores rojo, rojo y negro, o negro, naranja y blanco sobre el rojo natural de la vasija. La decoración muestra franjas angostas pintadas al borde de los cuencos o al interior, con puntos sobre las líneas, volutas pequeñas, en zigzag o triángulos aislados. El Cajamarca Cursivo (Cajamarca III), se presenta en las variedades Cursivo Clásico y Cursivo Floral, en vasijas de caolín, con decoración pintada a pincel. Se destacan aquí copas bajas con base anular, grandes vasijas trípodes, de cuerpo semiesférico, sin cuello y con pies cónicos y huecos, junto con vasijas pequeñas trípodes, con decoración interior y pequeñas cucharas. La decoración trae ahora figuras geométricas, líneas onduladas, espirales, motivo zoomorfos y antropomorfos. Es constante también la presencia de circunferencias concéntricas con acompañamiento de triángulos irregulares y puntos.

Hay presente, en esta etapa alfarera, un felino parecido al de Recuay, y una figura humana de pies cortos y brazos en V, vista de frente, en franjas horizontales que van circundando el interior de los platos. Además, hay grandes urnas funerarias, con el cuello y asas portando aplicaciones plásticas de cabezas antropomorfas. Cajamarca IV corresponde, de otro lado, a la presencia de elementos decorativos Wari y Chimú, en un estilo semicursivo, con decoración en colores negro y rojo, o negro y naranja, con motivos geométricos predominantes. Finalmente, Cajamarca V, debe considerarse perteneciente al Horizonte Tardío, en contacto con el estilo Inca. La lengua que empleaban los Cajamarca era el culle o culli, que se expandió hasta Áncash y sobre la ceja de selva, donde persiste todavía en topónimos fundamentalmente, como lo informan Fernando Silva Santisteban y Roberto Villegas, entre otros.


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Tacaynamo

Arqueologia, Antropologia y Cultura. By Francisco Iriarte Brenner (@firiarteb)